"El propio Espíritu es «el don de Dios» por excelencia (Jn 4, 10), un regalo de Dios y, a su vez, transmite varios dones a cuantos lo acogen. La Iglesia identifica siete, número que simbólicamente significa plenitud, son los que aprendemos cuando nos preparamos para recibir el sacramento de la Confirmación y que invocamos en la antigua oración de la llamada "Secuencia al Espíritu Santo." Los dones del Espíritu Santo son los siguientes: sabiduría, entendimiento, consejo, fortaleza, ciencia, piedad y temor de Dios ". (Papa Francisco)